domingo, 4 de diciembre de 2011

Difícil de matar.

Cuando todo se para y nada a tu alrededor podría mantenerte despierta. Cuando los pocos momentos a solas se inundan de recuerdos palpables que apenas te dejan respirar tranquilamente. Cuando sientes que ya no queda nada más que hacer aquí.
A la hora de desenfundar las preguntas y ver salir a la luz tan pocas respuestas. En el preciso momento en el que decides confiar en que nunca más volverá a pasar y ves como todo tu interior se desmorona en unas lágrimas. Y cuando todo se desmorona sobran las palabras amables, las palmaditas en la espalda y los estúpidos y vacíos "te quiero" que, al final de todo, no dicen absolutamente nada nuevo.
Cuando el mundo en el que pareces haber encontrado tu lugar se vuelve de una fragilidad terrible, lo único que quieres encontrar es una mirada brillante entre tantos ojos congelados en una imagen del pasado. Una sonrisa triste que te haga pensar que dormirás esa noche, un silencio eterno mientras nos miramos a la cara sin miedo y una verdad escondida entre tantas apariencias y máscaras sin fondo que desearías poder partir en mil pedazos.
Cuando estás tratando de olvidar cada momento pero no puedes dejar de preguntarte quién recordará todos los abrazos y los besos, las caricias, las palabras o el deseo. Cuando te das cuenta de que estás en medio de una ciudad que no tiene absolutamente nada que ver contigo solo para volver a mirarla a los ojos y te preguntas qué cojones estás haciendo realmente allí.

"Y aprendí que las malas compañías no son tan malas, y que se puede crecer al revés de los adultos. Y supe al fin a que saben los abrazos y los besos, y el alcohol y la resaca, y el humo y la ceniza..." J. Sabina.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Dejaré de pelear.

Llevo más de tres años esperando a que me des una respuesta clara. Tres años mirándote a los ojos con un gesto cansado que ya me sale solo, y por fin la mirada se me empieza a caer.
He hecho cada una de las cosas que estaban en mi mano, te he levantado cada día con algo más de cansancio en mi voz, y he escuchado cada una de las cosas que nunca me podrás decir.
Me he creído mil historias, te he esperado, y me he dado por vencida por primera vez. Me he tapado los ojos para no ver de qué forma te hacías daño, y los he cerrado para no llorar mientras me decías todo lo que no querría haber oído nunca.
Y tras tanto tiempo, hemos llegado a un punto en el que dar marcha atrás solo nos haría más daño. Tras tanto tiempo esperando, has sido tú la que ha cruzado el límite. Y por fin, aunque los muros de esta habitación se me caigan encima cada vez que tu número se deja ver en la pantalla, puedo decir que no estoy bien. Que no tengo ganas de llamarte, y que lo único que me apetece es ver tu cara por aquí y gritarte todo lo que he tenido que callarme. Porque ya sé que te dará igual escucharme o mirar mi reacción en silencio, que es lo único que has sabido hacer todo este tiempo. Que te dará igual escuchar de nuevo esa canción, y que ni siquiera pensarás en mi cada vez lo hagas. Sé que todo lo que un día hice para ti, todo lo que se encontraba recogido en un lugar recóndito de esa pared, estará ya tirado en cualquier sitio. Y sin embargo en mi, cada una de las partes continuarán grabadas a fuego.
No podré decir nunca que me alegro de que no te vaya todo bien, que los problemas te harán madurar, o que mereces todo lo que te ha pasado. No podré sentir nunca indiferencia si te tengo cerca, y tampoco podré mirarte a los ojos sin sentir esa mierda de inseguridad. Pero por lo menos puedo decir que si se ha acabado es por tu culpa, y que como te he querido no lo volverán a hacer. Sé que nadie se tomará tanto tiempo para intentar comprender cada gesto o cada palabra, ni se pasarán la noche abrazándote como a un niño pequeño mientras tiemblas empapada sobre la cama. Nadie volverá a escuchar la parte de la historia que sólo yo me sé, y nadie volverá a decirte tantas cosas sabiendo que cada una de ellas es completamente cierta.


DON'T FORGET ME.

martes, 8 de noviembre de 2011

Since you've gone.

En el centro de la plaza había una especie de mago. Sostenía un pañuelo y una moneda sobre la palma de su mano derecha. No dejaba de gritar que le prestáramos atención, pero yo no quería. Estaba harta de ver cómo todo a mi alrededor desaparecía.
Ahora recuerdo aquellos años. Cuando eres tan pequeña todo parece más grande. Aún así, yo nunca he sabido que cuando alguien se va muy lejos es mejor dejarlo atrás. Nunca había pensado que la recordaría de ésta forma, ni que al pensar en ella me vendrían a la memoria los momentos más remotos de mi infancia. Nunca me había sentido tan vacía, pero tampoco con tantas ganas de avanzar.
Recuerdo que las noches más oscuras nos cerraban los ojos, recuerdo el frío y la niebla, su sonrisa dándome seguridad a cada paso, aunque fuese tan sólo un par de días al año. Recuerdo sus manos, y las arrugas que cubrían parcialmente sus brazos. Cada una de las historias que nos contaba alrededor del sillón en Navidades, y cada abrazo antes de regresar a Santiago otra vez.
La recuerdo caminando feliz por la playa, y metiendo despacio sus pies en el agua, tiritando de frío... Y no puedo evitar preguntarme dónde coño estaba yo cuando ella me necesitaba.
No sé si es algo que nos pasa con el tiempo, no sé si son los amigos (o los que aparentan serlo) los que a medida que crecemos nos roban todo el tiempo del que disponemos, o si es una especie de excusa para no tener que pensar en ello. Pero el caso es que sé, que no lo hice nada bien.
Supongo que ahora me arrepiento, me arrepiento de no haberla conocido del todo, y de no haber mantenido todas esas conversaciones que sé que a ella le hubiera gustado tener. De no haberla escuchado cantar todas esas canciones, y de no haber compartido con ella cada momento de debilidad, ilusión, o cada logro.
Así que de nuevo vienen a mi cabeza los últimos meses. La cama, con esas sábanas blancas, que hacen que se te parta todo argumento de base razonable. Y las paredes, frías y verdes, aunque los últimos días eran de un color naranja gastado, que me rompía por dentro. Justo como sus ojos al tratar de mirar nuestros rostros con una mínima claridad aquel último día.
Y todos bromeábamos. Pero no se me olvidará nunca la silueta que dibujaba sobre la cama de aquel hospital, ni su piel envenenada por el tiempo. Y aunque lleve al cuello su reloj, no hay manera de dar cuerda y recuperar ese tiempo.
Lo siento.


"Yesterday, you were leavin'. Leavin' life and all your pain.
Everything, wants you back again."
We'll burn the sky-Scorpions.

martes, 25 de octubre de 2011

In the street.

La misma niebla que cubría esas calles, la misma que se formaba en torno a las farolas, pintando de naranja aquellas noches. La misma que hemos visto apagarse una y otra vez. Esa que cubría nuestras cabezas medio escondidas tras el portal, la que te ponía la piel de gallina al amanecer, cuando aún estábamos en la cama.
Tantas veces, abrazada a ella cuando no estabas tú por allí. La que me esperaba inmóvil al llegar a casa, y me miraba de una forma inquisidora, insistiendo en que tendría que volver. Y cuando se colaba por la ventana en mitad de la madrugada, y dejaba ese vaho característico, que atravesaba brutalmente la ventana. La misma niebla que no me dejaba ver dentro de tí. La que me miraba muy de cerca cuando tú ya te habías marchado, y contaba despacito los minutos que pasaban en voz alta. Tan alta que me taladraba la cabeza. Ella repetía tu nombre hasta que mis ojos se cristalizaban, se deslizaba despacio por la ventana en forma de lágrimas, y después, de reojo me observaba temblar junto a la cama.
La que no me dejaba dormir y otras veces me arropaba. Esa, la imagen blanca y aterradora de una ciudad despertando abrazada por ella. Sus brazos fríos, los que nos acariciaban con manos congeladas al alba. Y nos susurraba todas aquellas palabras, las que también me repetía en tu ausencia, para que quedara constancia de que te habías pasado por aquí.
He odiado esa niebla en verano, en esos estúpidos agostos largos y congelados sin ti. En esa arena que quemaba cuando trataba de darle mi mano, y ese mar inmenso de emociones que nunca me dejará descansar. Pero la he adorado todos los inviernos, cuando de pronto aparecía a tu lado y te hacía poner bufanda. Cuando te hacía tiritar y me abrazabas con fuerza durante horas. Cuando yo no soportaba verte temblar, cuando resbalabas, cuando te caías y me reía de ti unos segundos. Cuando te levantaba del suelo y me dabas un beso. Y cuando me besabas los párpados congelados.
Quiero que vuelva la niebla.


"Like a vision she dances across the porch, as the radio plays Roy Obirson singin' for the lonely. Hey, that's me, and I want you only."
Bruce Springsteen-Thunder Road

martes, 18 de octubre de 2011

Start to sweat so hold me tight.

A pesar de las horas malgastadas, de todas aquellas ausencias, de todas las noches en las que no pude dormir. Del dolor absurdo de esos meses de silencio infernal. De verte venir y marchar, de todas las promesas medio rotas y olvidadas en alguna esquina de esta ciudad.
A pesar de no poder respirar, de haberme olvidado del olor de tu cuerpo, del fondo absoluto de tus ojos, y de las palabras nunca dichas. Sí, a pesar de todo eso.
Y me encanta. Me encanta acercarme a ti hasta estar tan cerca... que ni siquiera podamos alcanzar a vernos con demasiada claridad. Me encanta perderme en cualquier sitio contigo, y esperar que digas lo que te digo siempre con la mirada. Y verte cantar.
Adoro cada uno de los pasos que he dado a tu lado, y me da igual lo que haya pasado, lo que hayamos tenido que soportar. Cada noche, y cada madrugada. Cada espacio incompleto sin tu voz, y cada rincón testigo de los abrazos fuertes de noche, y de los besos. Adoro que me hayas llegado a sentir tan cerca, la respiración entrecortada en aquella habitación, y cada uno de los pasos que no supimos dar.
Y pensar. Pensar que no quiero que te marches ahora. Que no te dejaré desaparecer de mi camino, al menos no de momento. No este año. No esta vez. Que nunca te podré tener de la forma en la que tú me tienes, que nunca podrás temblar como yo tiemblo cada vez que acaricias con cuidado mi piel.
A veces pienso en marcharme, y alejarme de todo esto. Pero cada vez que lo intento algo en mí se rompe por dentro, y ya no puedo renunciar. Es demasiado difícil dejar todo tan atrás, y los recuerdos vuelven con la resaca de cada ola en agosto, y con cada estúpida clase en septiembre. Y en noviembre es imposible que te olvide, es otoño, y cada hoja que cae... Y el invierno es demasiado frío como para dejarte marchar.
Así que aquí estamos otra vez, en la mitad del camino.


"I'll drink what you leak, and I'll smoke what you sight.
Straight across the room, with a look in your eye."
My medicine-The Pretty Reckless.

martes, 11 de octubre de 2011

Dos bonitos recuerdos, dolorosos.

Hace tiempo que no veo nada con la misma claridad que cuando aún estabas aquí. Ya no piso todos aquellos sitios, ni me quedo mirando esa estatua durante horas, esperando a que digas algo que me haga volver a la realidad. Y me cuesta demasiado caminar.
Sólo me paro en seco, entre toda esa gente, que no sabe a dónde va... Y busco entre todos ellos siempre tu mirada, y sé que no servirá de nada. Pero sigo cantando muy bajito esa canción, por si acaso estás por ahí escondida y la escuchas. E imagino que de alguna forma aún la cantas caminando a mi lado, y que vas siempre siguiendo mi compás. Sigo imaginando que me coges de la mano. Y da igual dónde busque, o en quién intente encontrarlo, porque el vacío sigue creciendo en alguna parte de mi cuerpo, y sé que hasta que vuelvas a mi lado no podré llenarlo.
También sigo sin poder dormir, y cada mañana me levanto como un zombie, y lo primero que hago es mirar tu foto, en la parte alta del armario. Me gustaría poder decirte que eso me da fuerzas, pero conviene no engañarse.
Ya no sé que hacer para darme cuenta de que es imposible que te encuentre por la calle, o que roce sin querer tu mano al pasar por ese bar. Y ojalá pudiera decirte que da igual, que simplemente se nos fue, que se nos escapó de las manos. Porque siempre quisimos que acabara de esta forma.
No quiero levantarme un día cualquiera y darme cuenta de que me he olvidado de la forma de tus labios al sonreír, o de la forma de tu cuerpo. No quiero darme cuenta de que ya no me acuerdo de los besos, o de la forma que dejaba tu cabeza sobre mi almohada. Ni de la manera en la que te acoplabas a cada uno de los rincones de mi cuerpo. Pero no dejo de pensar que queda todo demasiado lejos, y aunque me gustaría convertir tantos kilómetros en un par de metros de mierda, sé que no puedo. Y he terminado por asumir malamente que no hay ninguna manera de hacerlo bien. Ni de lograr que todo vaya mejor.
Sigo sin poder mirar a los escaparates, o a cualquier espejo que pueda ver desde la calle sin omitirte en su reflejo.
Quiero que sepas que detrás de todo esto, se oculta algo que habría podido explicar de una forma demasiado simple. Te echo de menos, nos hecho de menos, a la forma en la que solíamos ser.


"Tus bonitos ojos, son dos bonitos recuerdos. Dolorosos."
La estación seca-Buenas noches Rose.

sábado, 1 de octubre de 2011

Vuelve a sonreír.

He lavado incontables veces las mismas sábanas, y sin embargo, tu olor sigue impregnado allí. Es como si quisieras recordarme cuantas veces has estado allí tumbada, sonriendo a mi lado, y buscando algún motivo conmigo.
He intentado borrar cada caricia de mi cabeza, cada noche que parecía ser eterna. Pero recuerdo cada gesto en cada madrugada, y cada una de las palabras que nunca te he podido decir. He adorado dos años y medio esa sonrisa, y he luchado por estar todo este tiempo junto a ella. He mirado esos dos ojos verdes cada día, y cada noche los he buscado desde la ventana de mi buhardilla.
He tratado de recomponer cada beso a medio dar y cada camino trazado en tu cuerpo a escondidas... Cada uno de los mapas que alcanzábamos a dibujar en nuestros cuerpos en medio de una oscuridad completa.
Recuerdo la tristeza de la última noche, el abrazo inmenso que nos mantuvo en vela gran parte de ella, separadas únicamente por nuestra propia piel. Y el deseo enfermizo de desear poder quitarnos la piel a tiras, y juntarnos por completo de una maldita vez.
Pero no es eso lo que durante estos tres meses me ha quitado el sueño cada noche, no son los recuerdos bonitos, o los que me hacen sentir ganas de llorar y de gritar a mismo tiempo. Lo único que me puede, es recordar el preciso momento en el que te levantaste, y sin decir nada, saliste por la puerta principal de aquel local infernal.


"Déjate querer, dímelo otra vez. Un día con una noche oscura, esperando por ver si saliera la luna.
Quédate, muy cerca de mí, así los dos... Dulce madrugada.
Mírame, vuelve a sonreír, que sino, yo, no comprendo nada."
Extremoduro-Si te vas...

sábado, 24 de septiembre de 2011

Tener mi vida rota.

Nunca he sentido igual una derrota, que cuando ella me dijo "se acabó".

Nunca creí tener mi vida rota. Ahora estoy solo y arrastro el dolor.

Y mientras en la calle está lloviendo, una tormenta hay en mi corazón. Dame otra copa que aún estoy sereno, quiero beber hasta perder el control.

¿Cuántas noches soñé que regresabas? Y en mis brazos llorabas por tu error. Luego un ruido del bar me despertaba, y el que lloraba entonces era yo.

Y mientras ella está con otro tipo, mis lágrimas se mezclan con alcohol. Ella se fué, ¿por qué no me lo dijo?. Y siento que mi vida fracasó.

Los Secretos-Quiero beber hasta perder el control



martes, 6 de septiembre de 2011

I may meet you in my dreams.

Cerrar los ojos, y sentir poco a poco como desapareces. Desaparecen todos tus problemas, toda esa confianza malgastada, o el tiempo que invertiste en alguien para el que eras algo de usar y tirar. Es increíble la forma en la que podemos borrarnos durante unos instantes del tiempo. Olvidar que en realidad sigues allí, en mitad de una calle desierta, o repleta de gente que te mira constantemente. En medio de una ciudad que parece moverse con un estricto horario de oficina, sentarse en una acera, y sentir durante unos instantes que desearías dejar de respirar. Romper con todo, no sentir nada por nadie, y preocuparte exclusivamente por ti.
¿Nunca has querido cortar todo tipo de lazos? Olvidar que eres tú, o que fuisteis vosotros. Nada es nunca lo suficientemente importante como para hacer que te olvides de todo lo demás. Hasta que pasa algo terrible.
Extrañar de una forma inhumana a alguien que se ha ido, no de tu vida, sino de absolutamente todo. Para siempre. Y buscar de una forma desesperada algo que te haga reencontrarte con ella. Únicamente hay una solución, y ni siquiera es certera.
Es ahí cuando realmente sientes la impotencia, ves lo inútil que eres, lo inútil que será siempre tu existencia.
Tú apenas logras alzar la cabeza, y la gente continúa pasando sin más, nadie se escandaliza porque falta ella. Te parece increíble que el mundo no se haya derrumbado poco a poco contigo, que seguramente ni siquiera haya notado su ausencia.
Entonces, ¿qué es lo que tiene sentido exactamente?. Supongo que, como yo, muchas otras personas lo habrán sentido, lo habrán pensado: "Si toda esa gente supiera...". Pero después te paras a pensarlo, ¿y qué si lo supieran?. Nunca podrían llegar a entenderlo.
No entenderían aquellos consejos, los que iban exclusivamente dedicados a ti. No comprenderían esa imagen vuestra en el hospital, los últimos días, ni lo que ella significaba para ti. Tampoco las tardes, desde pequeña, en el parque. Cuidando de ti, y de todo lo que tuviera que ver contigo. Es por eso por lo que no le enseño a nadie esas canciones, las nuestras. La que pronto formará parte de mi piel, justo en el lado izquierdo de mi pecho, contigo.
Supongo que la decisión está tomada: Ella me dejó, y yo, decidí dejar al mundo.


"Please say that if you hadn't have gone now, I wouldn't have lost you another way."
Come back-Pearl Jam

miércoles, 31 de agosto de 2011

It's always bittersweet.

No quiero tener esa sensación de dormir al lado de un mueble cuando sea mayor. O de comer con la cabeza baja, mientras compartes mesa con una persona a la que ya no te interesa conocer. No quiero hablar todos los días sobre el tiempo, ni seguir una rutina insoportable.
Supongo que nadie quiere hacer lo mismo todos los días, y ver como la vida se le escapa entre los dedos, junto a alguien que a duras penas habla o demuestra algo.
Pero no sé mantener todo esto, algo de lo que ninguna de las dos parece cansarse. Acercarse y alejarse, llorar y sonreír, jugar con nuestros sentimientos. Es eso, es un juego, pero parece que ya ninguna de las dos puede perder. Así, casi sin darnos cuenta, ahora nos damos la mano sin pensarlo, sin mirar lo que indica el dado encima del tablero. Y ya no importa cuantas jugadas nos queden, ahora ninguna de las dos le pone nombre, ni límite de tiempo.
Ahora, después de las noches, vienen las mañanas. Siempre había querido verte amanecer, tocar tu cara despacio y dejar que tu aliento choque suavemente contra mis pestañas. Saber cómo huelen tus sueños.
¿A quién le importa a dónde tendrás que marcharte? Podré soportarlo una vez más. Pararemos de nuevo la partida, hasta que decidas volver. Lo bueno de los juegos, es que siempre aprendes que tienes derecho a una revancha. Y sino, siempre he sabido perder.


"Go to sleep,
we were once perfect, me and you, will never leave this room."

Hush-Automatic Loveletter

martes, 30 de agosto de 2011

Zombie.

Hazme un favor. No finjas más sonrisas, de esas agridulces que nos hicieron terminar. No llegues a casa a punto de romper a llorar. No te derrumbes ante el mismo viejo espejo, ni en la misma vieja cama. Deja de recordar aquellos días, tu mano sobre la mía, los abrazos fuertes al despedirnos, las noches que no acababan nunca. Deja a un lado la respiración entrecortada, las cuchillas, los gritos y el dolor. Omite la presión en el pecho, rompe las fotografías, pon una "X" sobre ese número en el calendario, déjalo pasar.

Claro que yo también te echo de menos, que extraño el suave contacto de nuestra piel, el efímero sonido que hacíamos juntas, y tu olor entremezclado con el mío. Echo de menos que sólo fuese una amistad, que todo sea complicado. Echo de menos preocuparme por alguien, echo de menos tener ganas de salir adelante, de salir a la calle.

Apoya tu mano en mi hombro, abrázame fuerte, como siempre lo solías hacer. Déjame notar tu mano apretando dulcemente en mi espalda, déjame sentir esos abrazos otra vez. Vuelve a ser tímida y miente, dame otro beso, sincero, justo en la comisura de mis labios. Tápame los ojos y no me dejes ver, acaba con esta sensación de cansancio, y no me hagas caso. Haz todo lo que te he pedido que no hagas, siente como esta vez sería diferente. Deja que vuelva a ser esa primera vez, cambia de día en el calendario, dibuja esa sonrisa de nuevo sobre mi cara. Quita la máscara que cubre todo mi ser. Acércate, junta conmigo tu respiración un instante. Pasa dentro de mí, rebusca dentro todo lo que quieras saber. Vuelve a hacerme daño, pero vuelve.

Enséñame las cicatrices de tus muñecas, vuelve a echarme la culpa, déjame conocer a alguien. Deja que todo sea igual pero distinto, olvida que algún día se tornó del color de una postal de invierno triste. Camina por esas calles deshechas a mi lado, y al llegar a tu habitación, cuando empiecen las peleas, gáname. Ponte sobre mí de nuevo, grítame todo lo que siempre has querido oír de mis labios, y luego lárgate. Deja que esta vez sea yo la que se quede llorando en el suelo, deja que me trague el orgullo, que me queme en el asfalto. Sé tú la que quema las fotos una a una, justo delante de mi cara, y recuérdame que también yo lo hice una vez. Rompe tú esta vez las promesas, ríete de todo en mi cara y dame la espalda. Haz paso a paso cada cosa que yo haya hecho mal, repítelo con una exactitud fría y calculadora, deja que sea yo la que sienta el dolor calando hasta los huesos. Pero luego, bórrame, entiérrame. Desaparece.



"When the violence causes silence, we must be mistaken"
The Cranberries-Zombie

jueves, 14 de julio de 2011

Love's not a victory march.

Sé que se acuerda de aquel día. De aquel cielo intacto, y sobre nosotras, el sol inmenso. Sé que recuerda exactamente cómo fue, y de alguna forma yo siempre he querido omitir su historia.
Nunca me había planteado antes el hecho de poder llegar a preocuparme por ella, de caminar a su lado, o de contar cada una de las piedras que hay desde la Alameda a la Catedral, con la esperanza de alargar y estar a su lado un par de minutos más.
Tampoco había pensado antes en escribir algo así, tal vez, porque sé que no se dará por aludida. Porque no le he demostrado nunca algo con palabras, ni con hechos. Supongo que me he limitado todo este tiempo a hacerle un hueco a mi lado, siempre y cuando ninguna otra persona quisiera ocupar ese espacio.
Incluso cuando le cogía la mano en la cama, o cuando la aferraba a mí con todas mis fuerzas una y otra vez, sentía una indiferencia inmensa, y de vez en cuando reconozco que me asustaba. A pesar de todo sigue esperando apoyada en aquella esquina, aún me parece que puedo verla si cierro muy fuerte los ojos y trato de mirar hacia atrás. Y la veo allí medio acostada en la pared, sonriéndome ya desde lejos, con el cigarro en una mano y el otro puño cerrado. La mayoría de las veces prefería pensar que ella no estaba nerviosa, y que nunca la había dejado en la mitad del camino. O que nunca le había mentido, o engañado, o dejado de querer, o de besar. Pero se apoyaba en mi hombro y rompía su postura anterior, creo que desde lejos parecíamos la imagen de una postal triste, como de invierno. Siempre quise poder dibujar su mirada, no sé, centrarme en ella unos segundos y saber plasmar en un papel algo coherente, el dolor de su mirada, o cualquier rasgo que me hiciese ver que en realidad sí que la quería. O que me hiciese sentir la necesidad de abrazarla y de quedarnos así durante mucho tiempo.
Siempre he querido mirarla despacio y decirle sin miedo que lo sé. Que sé lo que hay, que sé que aquel no era el momento, ni el lugar. Pedirle perdón por haber sido esa primera vez, y por hacerle sentir que sería también la última. O por haberla desilusionado precisamente a ella, que parece que lleva la ilusión siempre a flor de piel, y que parece siempre tan feliz y tan poco vulnerable. O poder abrazarla por la espalda, como siempre, y con valor decirle que me alejé sólo porque me podía el miedo de engancharme a ella y a todas sus estúpidas manías y virtudes. Que me fui porque nunca me ha gustado la dependencia, porque me daba miedo escucharle decir todas aquellas cosas... Para no hacerla sentir tan vulnerable y no volver a escucharle decir que por mi culpa ya lo era, para no oír que me quería más a mí que a ella, y que no se iría nunca.
Cuando se cortó el pelo mechón a mechón delante de mí, sin necesidad de utilizar un espejo, cuando me dijo que podía verse justo en el centro de mis ojos, que no importaba que fuera de noche y ya no hubiera luz. Y la vi al amanecer con el pelo corto, con esa especie de flequillo cubriéndole la nariz, y vibrando despacio cada vez que respiraba; tenía el pelo perfecto al despertarse, y la observaba sonreír implacable al mirarse en el espejo y verse aún más guapa que la noche anterior.

-" Creo que sólo tienes que mirarme."




"There was a time you let me know
What's really going on below
But now you never show it to me, do you?
And remember when I moved in with you
The holy dove was moving too
And every breath we drew was Hallelujah"

Hallelujah-Jeff Buckley (Leonard Cohen)

jueves, 7 de julio de 2011

Won't you fly high, free bird?

Permanezco inmóvil en la habitación, observando su cuerpo sobre la cama. Duerme, alejada del barullo de la calle, ajena al humo que cubre la estancia. Se muestra distante, me acerco a ella, me acuesto y la abrazo como puedo por la espalda. Supongo que desde arriba tendría una vista perfecta. Aún huele a sueño cuando beso sus mejillas. Una media sonrisa se distingue sobre su tez pálida. No quiero despertarla.

Para qué negarlo, sigo recordando esas noches. Cuando daban las tres y tenía que salir corriendo a la calle, y aparentar que había estado por alguno de esos antros, de fiesta. Recuerdo cómo me metía en mi cama y extrañaba el contacto de su piel sobre la mía, o su mirada al otro lado de la almohada, intensa. Siempre me acababa levantando tras intentar dormir, en vano; y con su sonrisa en la memoria abría la ventana, y me ponía a fumar. Y cuando no me podía sacar su imagen de la cabeza, sólo tenía que apretar la tecla, y escuchar su voz desgarrada por el sueño al otro lado del teléfono susurrar un “te odio” que me partía en dos. Y después su risa. Y el ruido que hacía al otro lado de línea al apoyar su cabeza sobre la almohada y permanecer allí tirada, hablándome.

Las noches entre susurros terminaron cuando acabó todo, y dieron paso a otras más oscuras, en el comienzo de un verano ya medio terminado, por lo menos para mí. Y entre canciones de Cat Stevens y Cash solía dormir en la alfombra, mirando por la ventana de mi buhardilla las diferentes formas de la luna ante el cristal. Nunca buscaba llorar, sino un mensaje, una llamada, algo que me dijese que ella también me echaba de menos. Pero nunca hubo nada. Salvo una noche de finales del mes de Agosto, pero esta vez no dispongo del tiempo que pasé con ella el mes siguiente, en Septiembre.

Y realmente nunca quise recordarlo, sólo intentar abrazar esos recuerdos, bueno, el suyo. Confío en que antes de que sea tarde se dé cuenta, de que yo, sigo esperando en su página…

"If I leave here tomorrow, would you stay remember me...?"

Free Bird-Lynyrd Skynyrd

miércoles, 6 de julio de 2011

Tu voz es el viento que rompe las olas.

Parecía no avanzar. El sonido del autobús al andar se alzaba con un ritmo estresante sobre la suave melodía que salía de mis cascos. No sé muy bien dónde tenía la mirada, supongo que perdida en alguna de esas calles de la Puerta del Camino, iluminadas ya por esa lúgubre pero cálida tonalidad naranja. No recuerdo tampoco el ritmo de mi respiración acelerada por el miedo, pero echaba de menos sentirme llena, como tantas noches lo había hecho antes.
Los reflejos de la gente al pasar indiferente, sus miradas, no sé. Había demasiadas cosas en las que centrar mi atención, y aún así, todo se removía tristemente en mi cabeza. No eran los besos, que ya no estaban; ni sus manos. La manera en la que me miraba, fijamente, como si entre yo y la realidad, se quedase conmigo. O el paso delirante, con el que recorríamos las calles, el mismo que marcaba más o menos los latidos de algo que notaba crecer en alguna parte de mi cuerpo.
Pero recordaba una y otra vez, sin cansarme, la posición exacta de sus manos agarrando una cerveza, los rasgos en su boca al dibujar una sonrisa, sus ojos, tristes, supongo.
Notaba en mí las miradas de la gente, dentro del autobús, como si trataran de buscar algo a través de mi cuerpo. Dibujaba algo en el cristal, con el vaho que dejaba mi respiración cálida, a pesar del frío intenso que sentía (y siento aún hoy) por dentro; en parte, al recordar esa huída final. Las palabras que siempre había querido evitar, las que marcan el final de algo interminable, las más clásicas. Y a pesar de todo es increíble lo fuerte que me agarraba a ellas, como si escondieran una realidad distinta a la real, aunque suene paradójico. No sabía como reaccionar ante aquellos labios, diciendo mil cosas que no quería escuchar, recuerdo que había optado, en su momento, por taparme los oídos. Salir corriendo de allí hacia alguna otra parte.
Ni siquiera se había quitado las gafas de sol. Permanecía sentada, mirándome, tratando de romper un silencio sepulcral, que ambas sabíamos que acabaría apareciendo. Y yo sólo quería mirarla a los ojos y pedirle que se inventara que era una mentira, que fuera infantil una vez más, como cuando echábamos carreras por todo su edificio, o cuando nos peleábamos entre abrazos en el Campus. Pero resultó ser todo tan cierto, que aún me duele. Y aquella noche el dolor era cada vez más intenso.
Traté, mientras hablaba, de buscar en su boca una expresión que no mostrase indiferencia, algo que indicara que no quería acabar con todo aquello. No encontré nada. Ni tampoco lo encontré alguna de las cien noches que repasé sus palabras en mi memoria, antes de dormir. O de intentarlo.
Más allá de todo lo que aquellas aceras pudiesen recordarme, aquellas que se perdían en mis ojos a medida que el autobús avanzaba, estaría ella. Sólo quería que el auto tomara otra calle, y verla. Tan sólo verla pasar, tomarme un segundo para bajar, y tratar de comprender esa noche la tristeza de sus ojos, ese "algo" que me ofrecía su mirada. Pedirle perdón, por esos errores evidentes que marcaban nuestro pasado. Por haberla conocido, no sé, por perderme entres esas sábanas y olvidar que siempre me olvidaba algo. Por dejarla sola, y por estar con ella cuando no me necesitaba. Por esperarla empapada justo delante de su casa, cuando era evidente que ya no había nada que reparar.
Se acercaba mi parada. De nuevo las aceras mojadas y el cielo anaranjado de una noche de verano, y su recuerdo muy cerca de las estrellas, en alguna parte, donde yo ya no pudiera alcanzarlo.
"Ahora dá lo mismo, reírse de todo, que llorar por nada."
Rompeolas-Quique González

viernes, 1 de julio de 2011

Waves of time.

En cada lugar de ese pueblo, ha quedado escondido algo de nosotras; los abrazos en la arena, en el mar, por las noches... Incluso aunque hayan pasado dos años por el medio, siguen ahí. Y espero que este año los recuperemos.
Pensé que nadie entendería las cosas como yo, pero entonces siempre apareces tú detrás, como una constante increíble, que me hace recuperar algo de la confianza que perdí hace ya un año y cinco días; y me recuerda a esas noches de verano interminables.
Los paseos por la arena, con la única persona que lograba sacarme una sonrisa de vez en cuando, que hacía que me olvidase por momentos de lo que tenía a mi alrededor. Y ahora, parece ser lo mismo de nuevo, por unos instantes me olvido de todo cuando hablo contigo, y sé que puedo confiar en tí para lo que sea, no sé, contar contigo.
Por eso espero que podamos hablar mientras tú comes golosinas y yo enciendo un cigarro de nuevo, y pasear por las mañanas hasta los cojones del sol abrasándonos la cara, e ir a la playa y quemarnos, y tirarnos entre todos al agua (como siempre...), y jugar a las cartas, y acabar hasta el culo de tequila por las noches mientras me cuentas tus teorías filosóficas de las tostadas, por ejemplo.
Así que, en resumen, lo que quiero que quede claro, es que te necesito, te tengo muchísimo cariño y lo sabes, y voy a estar ahí para todo lo que necesites... Y más después de todo lo que has hecho por mi.

"I knew that something was wrong, and I should have spoke out.
I didn’t know, 'cause we were so young."
Kristy, are you doing okay?-The Offspring

jueves, 30 de junio de 2011

¿Punto y aparte?

Seguro que al cerrar los ojos desaparecerá, como ha hecho siempre. En parte es lo único que lo hace algo especial. No sé; tenerla, no tenerla. Saber que en cualquier momento se va a terminar.
No siento miedo, es más bien un vacío interminable en la boca del estómago, como cuando te asomas a un sitio muy alto y sabes que vas a saltar. No, es cuando ya estás saltando, y descubres que no querías hacerlo.
Ya no queda tiempo, quiero parar. Es entonces cuando abro los ojos y enciendo un cigarro, a decir verdad, no necesito fumar. Es tan sólo una forma poco saludable de romper con la rutina, incluso en verano, sí.
Las calles parecen estar llenas de vida, cuando ves a miles de personas caminar, no notas en sus pasos una pizca de trsiteza. Salvo cuando estás triste, y alzas tus ojos para encontrar los de la persona que tienes en frente, en un autobús, en un parque... Alzo la vista, como esperando una especie de milagro, joder, algo que nos indique como seguir el camino más fácil. Cansada de remolinos y sendas perdidas, que terminan en alguna especie de charco rebosante de mierda.
¿No es triste observar como todo a nuestro alrededor desaparece? O se rompe, o se termina. Ver como las personas se separan, como las relaciones tienen un punto final, como no hay ningún lazo interminable... La sensación de que estamos viviendo en un mundo donde nuestra opinión no es relevante para nada, donde la vida juega con nosotros, como la marea, o el viento más fuerte y violento de una fría tarde de invierno. Y aunque desaparezcamos en un momento determinado, no sabemos si será para siempre. ¿Y qué si queremos que acabe, y, aún así, vuelve a empezar?, ¿Si no le podemos poner un punto y aparte?.
Te lo juro, lo único que quiero es comenzar una nueva frase, y que esta vez no aparezcas tú.
"Hold me now I need to feel complete
Like I matter to the one I need"
Seether-The gift

miércoles, 29 de junio de 2011

Your eyes left to die.

Es ahora cuando recuerdo aquellas noches, ahora que el verano vuelve y parece que se descongelan los recuerdos. De alguna manera, estuvimos muy cerca.
Cuando la plaza se quedaba vacía, y el eco de aquel puerto medio muerto repetía nuestras risas. Era ahí, cuando la brisa te despeinaba, y el pelo no me dejaba verte bien el rostro. Y sonreías, hasta que te lo quitaba de la cara.
Cuando agitada, recogías de mi lo mejor que había dentro, cuando hablábamos de ella, y cuando hablamos demasiado. Cuando me levanté y te dejé sentada en una especie de recuerdo agridulce que ya nada iba a borrar. Y no quiero que leas esto y pienses que fue, o que no pudo ser. No quiero tener que ponerle ningún nombre, ni cerrar los ojos y sentir retumbar algo dentro de la cabeza, algo que no podemos definir. No le pongas la etiqueta.
Sabemos que a menudo dejábamos la playa muy temprano, y que otras, casi dormíamos en la arena. Sabemos que reíamos continuamente, que cantábamos, que tocábamos la guitarra; que fumábamos a la luz de la luna y que de vez en cuando incluso lograba arrancarte dos palabras. Que cuando todo estaba en silencio, algo nos mordía por dentro, hasta que alguna nube nos empapaba las ideas.
Sabemos que te he visto dormida, alegre, a punto de romper a llorar, y totalmente perdida, sin saber muy bien la dirección que tomar. Que hay algo ahí que no nos deja volver a sentir todo como antes, tan sencillo, cuando ni siquiera nosotros parecíamos tener un nombre.
Y a pesar de la constante que parece que llevo siempre a mis espaldas, bueno, y a pesar de esa barrera imposible de derribar, sabes que hay un espacio vacío en alguna parte de mí (que tampoco logro encontrar), que lleva tu marca, tu nombre, o más probablemente nuestras fotografías. Y los besos, los abrazos, que no se borrarán, que quizás en unos años no alcanzaré a recordar; de alguna manera le dan forma a lo que ahora mismo estoy sintiendo, esa mezcla de nostalgia y frialdad, pero sobretodo el deseo de recuperar el cariño que he perdido.
"Why not one more night, one last kiss goodbye, my sweet love tonight...?
I hope the stars still spell out your name where you are.

Kiss my closings eyes, help me sleep without you.
I´m so lost, tonight I cry.
Tell me why I can't live without your warm embrace".

Early Morning-Alesana

sábado, 4 de junio de 2011

Constrict your hands around me.

Permanecía allí, al fin y al cabo, ¿quién podría frenarle?. Los años no dejaban huella en aquella habitación, el tiempo era algo pasajero. Y encima de su cabeza, de cualquier lugar que él pudiera ver, la caja; el sonido monótono de los días, las letras ya parcialmente borradas del papel, y alguna que otra fotografía. Todo al alcance de su mano.
Pero no se movía, ni pensaba hacerlo. Ya nada llamaba su atención, paralizado ante aquel final terrible. Los restos de su vida permanecían ahora rotos dentro de su cabeza, el silencio de la
ausencia de los que un día hubo querido. Y las horas no pasaban, golpeaban la ventana, le lanzaban piedras...Nadie gritaba basta.

"Constrict your hands around me, squeeze till I cannot breathe, this air tastes dead inside me, contribute to our plague. Break all your promises, tear down this steadfast wall, restraints are useless here,
tasting salvation's near.
"




Unholy Confessions-A7X