miércoles, 31 de agosto de 2011

It's always bittersweet.

No quiero tener esa sensación de dormir al lado de un mueble cuando sea mayor. O de comer con la cabeza baja, mientras compartes mesa con una persona a la que ya no te interesa conocer. No quiero hablar todos los días sobre el tiempo, ni seguir una rutina insoportable.
Supongo que nadie quiere hacer lo mismo todos los días, y ver como la vida se le escapa entre los dedos, junto a alguien que a duras penas habla o demuestra algo.
Pero no sé mantener todo esto, algo de lo que ninguna de las dos parece cansarse. Acercarse y alejarse, llorar y sonreír, jugar con nuestros sentimientos. Es eso, es un juego, pero parece que ya ninguna de las dos puede perder. Así, casi sin darnos cuenta, ahora nos damos la mano sin pensarlo, sin mirar lo que indica el dado encima del tablero. Y ya no importa cuantas jugadas nos queden, ahora ninguna de las dos le pone nombre, ni límite de tiempo.
Ahora, después de las noches, vienen las mañanas. Siempre había querido verte amanecer, tocar tu cara despacio y dejar que tu aliento choque suavemente contra mis pestañas. Saber cómo huelen tus sueños.
¿A quién le importa a dónde tendrás que marcharte? Podré soportarlo una vez más. Pararemos de nuevo la partida, hasta que decidas volver. Lo bueno de los juegos, es que siempre aprendes que tienes derecho a una revancha. Y sino, siempre he sabido perder.


"Go to sleep,
we were once perfect, me and you, will never leave this room."

Hush-Automatic Loveletter

1 comentario: