Cuando todo se para y nada a tu alrededor podría mantenerte despierta. Cuando los pocos momentos a solas se inundan de recuerdos palpables que apenas te dejan respirar tranquilamente. Cuando sientes que ya no queda nada más que hacer aquí.
A la hora de desenfundar las preguntas y ver salir a la luz tan pocas respuestas. En el preciso momento en el que decides confiar en que nunca más volverá a pasar y ves como todo tu interior se desmorona en unas lágrimas. Y cuando todo se desmorona sobran las palabras amables, las palmaditas en la espalda y los estúpidos y vacíos "te quiero" que, al final de todo, no dicen absolutamente nada nuevo.
Cuando el mundo en el que pareces haber encontrado tu lugar se vuelve de una fragilidad terrible, lo único que quieres encontrar es una mirada brillante entre tantos ojos congelados en una imagen del pasado. Una sonrisa triste que te haga pensar que dormirás esa noche, un silencio eterno mientras nos miramos a la cara sin miedo y una verdad escondida entre tantas apariencias y máscaras sin fondo que desearías poder partir en mil pedazos.
Cuando estás tratando de olvidar cada momento pero no puedes dejar de preguntarte quién recordará todos los abrazos y los besos, las caricias, las palabras o el deseo. Cuando te das cuenta de que estás en medio de una ciudad que no tiene absolutamente nada que ver contigo solo para volver a mirarla a los ojos y te preguntas qué cojones estás haciendo realmente allí.
"Y aprendí que las malas compañías no son tan malas, y que se puede crecer al revés de los adultos. Y supe al fin a que saben los abrazos y los besos, y el alcohol y la resaca, y el humo y la ceniza..." J. Sabina.
Sinceramente, no creo que haya muchas personas que escriban así de bien, así, como tú, porque es, y eres increíble!! =)
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