sábado, 25 de mayo de 2013

What the fuck's inside of me

La luz pálida de la mañana cubría nuestros rostros, apartando las sombras de la oscura habitación. El edredón continuaba apartado, dejando su cuerpo parcialmente al descubierto. Repasé con cada uno de mis dedos las curvas de su cuerpo, tratando de memorizar cada surco, cada curva, cada minúscula marca.
Me mantuve así durante horas, con la vista fija en su pelo, en la forma en que éste caía por su espalda, empapando la almohada con su olor. Supe entonces que la noche que me faltara no volvería a dormir.
Me incorporé suavemente sobre la cama, plegando mi cuerpo unos instantes sobre sí mismo.
Me levanté hasta la ventana, abriendo la persiana, dejando entrar a cada uno de los rayos de sol a través del delicado cristal, iluminando su rostro y su cuerpo tendidos aún sobre la cama.
Encendí el primer cigarro de la mañana pensando en ella, asomándome a la ventana de la habitación de la buhardilla, con la vista perdida en alguna parte del inmenso tejado. La sensación agridulce nunca había sido tan intensa como en aquel momento lo era. Su cuerpo me recordaba cada una de las cosas con las que me hubiera gustado poder luchar, cada una de las cosas que algún día querría olvidar.
Mientras la observaba dormir, ajena a todo ruido mundano y molesto, hundida en la almohada, como en un mundo paralelo que a mi jamás me estaría permitido conocer; pensaba en cómo poder plasmar aquel momento, de cualquiera de las formas. Para nunca olvidarlo, para nunca olvidarla.






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