Hipnotizada por el perfil infinito de su sombra, me vi caer
en el vacío interminable de mi propia ausencia.
Mentía al decir que temía perderme, porque jamás sentí cosa
peor que el dolor de encontrarme.
Bajo las sábanas destempladas sonreías como un último adiós
con próxima vuelta, con una firme promesa en tu rostro y los ojos desgastados y
ausentes.
Tanto tiempo sin decirte nada ha enmudecido mi existencia
hasta el punto de confundir los ruidos con nuestras desgastadas palabras.
Sin cartel rajado, no hubiera habido foto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario