jueves, 14 de julio de 2011

Love's not a victory march.

Sé que se acuerda de aquel día. De aquel cielo intacto, y sobre nosotras, el sol inmenso. Sé que recuerda exactamente cómo fue, y de alguna forma yo siempre he querido omitir su historia.
Nunca me había planteado antes el hecho de poder llegar a preocuparme por ella, de caminar a su lado, o de contar cada una de las piedras que hay desde la Alameda a la Catedral, con la esperanza de alargar y estar a su lado un par de minutos más.
Tampoco había pensado antes en escribir algo así, tal vez, porque sé que no se dará por aludida. Porque no le he demostrado nunca algo con palabras, ni con hechos. Supongo que me he limitado todo este tiempo a hacerle un hueco a mi lado, siempre y cuando ninguna otra persona quisiera ocupar ese espacio.
Incluso cuando le cogía la mano en la cama, o cuando la aferraba a mí con todas mis fuerzas una y otra vez, sentía una indiferencia inmensa, y de vez en cuando reconozco que me asustaba. A pesar de todo sigue esperando apoyada en aquella esquina, aún me parece que puedo verla si cierro muy fuerte los ojos y trato de mirar hacia atrás. Y la veo allí medio acostada en la pared, sonriéndome ya desde lejos, con el cigarro en una mano y el otro puño cerrado. La mayoría de las veces prefería pensar que ella no estaba nerviosa, y que nunca la había dejado en la mitad del camino. O que nunca le había mentido, o engañado, o dejado de querer, o de besar. Pero se apoyaba en mi hombro y rompía su postura anterior, creo que desde lejos parecíamos la imagen de una postal triste, como de invierno. Siempre quise poder dibujar su mirada, no sé, centrarme en ella unos segundos y saber plasmar en un papel algo coherente, el dolor de su mirada, o cualquier rasgo que me hiciese ver que en realidad sí que la quería. O que me hiciese sentir la necesidad de abrazarla y de quedarnos así durante mucho tiempo.
Siempre he querido mirarla despacio y decirle sin miedo que lo sé. Que sé lo que hay, que sé que aquel no era el momento, ni el lugar. Pedirle perdón por haber sido esa primera vez, y por hacerle sentir que sería también la última. O por haberla desilusionado precisamente a ella, que parece que lleva la ilusión siempre a flor de piel, y que parece siempre tan feliz y tan poco vulnerable. O poder abrazarla por la espalda, como siempre, y con valor decirle que me alejé sólo porque me podía el miedo de engancharme a ella y a todas sus estúpidas manías y virtudes. Que me fui porque nunca me ha gustado la dependencia, porque me daba miedo escucharle decir todas aquellas cosas... Para no hacerla sentir tan vulnerable y no volver a escucharle decir que por mi culpa ya lo era, para no oír que me quería más a mí que a ella, y que no se iría nunca.
Cuando se cortó el pelo mechón a mechón delante de mí, sin necesidad de utilizar un espejo, cuando me dijo que podía verse justo en el centro de mis ojos, que no importaba que fuera de noche y ya no hubiera luz. Y la vi al amanecer con el pelo corto, con esa especie de flequillo cubriéndole la nariz, y vibrando despacio cada vez que respiraba; tenía el pelo perfecto al despertarse, y la observaba sonreír implacable al mirarse en el espejo y verse aún más guapa que la noche anterior.

-" Creo que sólo tienes que mirarme."




"There was a time you let me know
What's really going on below
But now you never show it to me, do you?
And remember when I moved in with you
The holy dove was moving too
And every breath we drew was Hallelujah"

Hallelujah-Jeff Buckley (Leonard Cohen)

jueves, 7 de julio de 2011

Won't you fly high, free bird?

Permanezco inmóvil en la habitación, observando su cuerpo sobre la cama. Duerme, alejada del barullo de la calle, ajena al humo que cubre la estancia. Se muestra distante, me acerco a ella, me acuesto y la abrazo como puedo por la espalda. Supongo que desde arriba tendría una vista perfecta. Aún huele a sueño cuando beso sus mejillas. Una media sonrisa se distingue sobre su tez pálida. No quiero despertarla.

Para qué negarlo, sigo recordando esas noches. Cuando daban las tres y tenía que salir corriendo a la calle, y aparentar que había estado por alguno de esos antros, de fiesta. Recuerdo cómo me metía en mi cama y extrañaba el contacto de su piel sobre la mía, o su mirada al otro lado de la almohada, intensa. Siempre me acababa levantando tras intentar dormir, en vano; y con su sonrisa en la memoria abría la ventana, y me ponía a fumar. Y cuando no me podía sacar su imagen de la cabeza, sólo tenía que apretar la tecla, y escuchar su voz desgarrada por el sueño al otro lado del teléfono susurrar un “te odio” que me partía en dos. Y después su risa. Y el ruido que hacía al otro lado de línea al apoyar su cabeza sobre la almohada y permanecer allí tirada, hablándome.

Las noches entre susurros terminaron cuando acabó todo, y dieron paso a otras más oscuras, en el comienzo de un verano ya medio terminado, por lo menos para mí. Y entre canciones de Cat Stevens y Cash solía dormir en la alfombra, mirando por la ventana de mi buhardilla las diferentes formas de la luna ante el cristal. Nunca buscaba llorar, sino un mensaje, una llamada, algo que me dijese que ella también me echaba de menos. Pero nunca hubo nada. Salvo una noche de finales del mes de Agosto, pero esta vez no dispongo del tiempo que pasé con ella el mes siguiente, en Septiembre.

Y realmente nunca quise recordarlo, sólo intentar abrazar esos recuerdos, bueno, el suyo. Confío en que antes de que sea tarde se dé cuenta, de que yo, sigo esperando en su página…

"If I leave here tomorrow, would you stay remember me...?"

Free Bird-Lynyrd Skynyrd

miércoles, 6 de julio de 2011

Tu voz es el viento que rompe las olas.

Parecía no avanzar. El sonido del autobús al andar se alzaba con un ritmo estresante sobre la suave melodía que salía de mis cascos. No sé muy bien dónde tenía la mirada, supongo que perdida en alguna de esas calles de la Puerta del Camino, iluminadas ya por esa lúgubre pero cálida tonalidad naranja. No recuerdo tampoco el ritmo de mi respiración acelerada por el miedo, pero echaba de menos sentirme llena, como tantas noches lo había hecho antes.
Los reflejos de la gente al pasar indiferente, sus miradas, no sé. Había demasiadas cosas en las que centrar mi atención, y aún así, todo se removía tristemente en mi cabeza. No eran los besos, que ya no estaban; ni sus manos. La manera en la que me miraba, fijamente, como si entre yo y la realidad, se quedase conmigo. O el paso delirante, con el que recorríamos las calles, el mismo que marcaba más o menos los latidos de algo que notaba crecer en alguna parte de mi cuerpo.
Pero recordaba una y otra vez, sin cansarme, la posición exacta de sus manos agarrando una cerveza, los rasgos en su boca al dibujar una sonrisa, sus ojos, tristes, supongo.
Notaba en mí las miradas de la gente, dentro del autobús, como si trataran de buscar algo a través de mi cuerpo. Dibujaba algo en el cristal, con el vaho que dejaba mi respiración cálida, a pesar del frío intenso que sentía (y siento aún hoy) por dentro; en parte, al recordar esa huída final. Las palabras que siempre había querido evitar, las que marcan el final de algo interminable, las más clásicas. Y a pesar de todo es increíble lo fuerte que me agarraba a ellas, como si escondieran una realidad distinta a la real, aunque suene paradójico. No sabía como reaccionar ante aquellos labios, diciendo mil cosas que no quería escuchar, recuerdo que había optado, en su momento, por taparme los oídos. Salir corriendo de allí hacia alguna otra parte.
Ni siquiera se había quitado las gafas de sol. Permanecía sentada, mirándome, tratando de romper un silencio sepulcral, que ambas sabíamos que acabaría apareciendo. Y yo sólo quería mirarla a los ojos y pedirle que se inventara que era una mentira, que fuera infantil una vez más, como cuando echábamos carreras por todo su edificio, o cuando nos peleábamos entre abrazos en el Campus. Pero resultó ser todo tan cierto, que aún me duele. Y aquella noche el dolor era cada vez más intenso.
Traté, mientras hablaba, de buscar en su boca una expresión que no mostrase indiferencia, algo que indicara que no quería acabar con todo aquello. No encontré nada. Ni tampoco lo encontré alguna de las cien noches que repasé sus palabras en mi memoria, antes de dormir. O de intentarlo.
Más allá de todo lo que aquellas aceras pudiesen recordarme, aquellas que se perdían en mis ojos a medida que el autobús avanzaba, estaría ella. Sólo quería que el auto tomara otra calle, y verla. Tan sólo verla pasar, tomarme un segundo para bajar, y tratar de comprender esa noche la tristeza de sus ojos, ese "algo" que me ofrecía su mirada. Pedirle perdón, por esos errores evidentes que marcaban nuestro pasado. Por haberla conocido, no sé, por perderme entres esas sábanas y olvidar que siempre me olvidaba algo. Por dejarla sola, y por estar con ella cuando no me necesitaba. Por esperarla empapada justo delante de su casa, cuando era evidente que ya no había nada que reparar.
Se acercaba mi parada. De nuevo las aceras mojadas y el cielo anaranjado de una noche de verano, y su recuerdo muy cerca de las estrellas, en alguna parte, donde yo ya no pudiera alcanzarlo.
"Ahora dá lo mismo, reírse de todo, que llorar por nada."
Rompeolas-Quique González

viernes, 1 de julio de 2011

Waves of time.

En cada lugar de ese pueblo, ha quedado escondido algo de nosotras; los abrazos en la arena, en el mar, por las noches... Incluso aunque hayan pasado dos años por el medio, siguen ahí. Y espero que este año los recuperemos.
Pensé que nadie entendería las cosas como yo, pero entonces siempre apareces tú detrás, como una constante increíble, que me hace recuperar algo de la confianza que perdí hace ya un año y cinco días; y me recuerda a esas noches de verano interminables.
Los paseos por la arena, con la única persona que lograba sacarme una sonrisa de vez en cuando, que hacía que me olvidase por momentos de lo que tenía a mi alrededor. Y ahora, parece ser lo mismo de nuevo, por unos instantes me olvido de todo cuando hablo contigo, y sé que puedo confiar en tí para lo que sea, no sé, contar contigo.
Por eso espero que podamos hablar mientras tú comes golosinas y yo enciendo un cigarro de nuevo, y pasear por las mañanas hasta los cojones del sol abrasándonos la cara, e ir a la playa y quemarnos, y tirarnos entre todos al agua (como siempre...), y jugar a las cartas, y acabar hasta el culo de tequila por las noches mientras me cuentas tus teorías filosóficas de las tostadas, por ejemplo.
Así que, en resumen, lo que quiero que quede claro, es que te necesito, te tengo muchísimo cariño y lo sabes, y voy a estar ahí para todo lo que necesites... Y más después de todo lo que has hecho por mi.

"I knew that something was wrong, and I should have spoke out.
I didn’t know, 'cause we were so young."
Kristy, are you doing okay?-The Offspring