miércoles, 22 de enero de 2014

I don't forget.

Se vestía deprisa, como cada mañana. Observaba con el rostro grave el agrietado color de sus ojos en el espejo, frente al tocador de madera oscura de la habitación matrimonial. Antes de abandonar la habitación dirigía una mirada fugaz hacia la cama, miraba a su marido dormir, soñar; y abandonaba la estancia. El color ocre de las paredes se cernía entonces sobre el cuerpo de su marido, en el preciso momento en que ella cerraba la puerta tras de sí.
El ambiente de la casa que alguna vez había sido trono indiscutible de su felicidad se tornaba ahora de un desagradable toque grisáceo y oscuro, que la carcomía por dentro en los días más largos. Una casa en la que ya no pasaban veloces las horas, en la que la felicidad ya no jugaba papel y en la que el cariño se había agotado, apagado y amargado tanto como la llama que una vez los había fundido en una única persona.

Se sentó una vez más frente a una taza humeante de áspero café, con la vista fija en la alacena de la cocina y los ojos apagados en un llanto que ni cesaba ni comenzaba a brotar. Lo esperaba allí, desayunando, temiendo el momento en el que él entraría en la cocina, se sentaría a su lado y la miraría de frente. Temiendo esa expresión de vacío e indiferencia en sus ojos, temiendo que de nuevo no tuvieran nada que decirse ni ganas de mirarse.
Mientras bebía sin prisa el café pensaba en por qué seguía madrugando si hacía años que se había jubilado. Ella, tan acostumbrada a la desconcertante rutina, se sentía una extraña en aquella mañana, aún siendo consciente de que no tenía nada de particular.

-Se ha enfriado el café-masculló. Su marido la miraba desde la encimera de la cocina, con una taza en la mano. Aurora no sabía siquiera cuánto tiempo había estado allí inmóvil, observándola.

Su marido asintió con la cabeza y se dirigió con paso cansado al microondas. A ella le agotaban sus gestos, su falta de vitalidad, su derrotismo fingido y su más que obvia actitud inexpresiva ante la vida. Incluso aborrecía su nombre, sus sílabas y sus insípidas letras: Manuel. En su opinión era un nombre sin vida, un nombre apagado y cansino. Ella misma se sorprendía al recordar aquellos años en los que la simple mención de su nombre la hubiera hecho temblar y evadirse durante horas. 




"The truth is the truth hurts, don't you agree?
It's harder to live with the truth about you
than to live with the lies about me."

Sorry - Guns n' Roses

domingo, 1 de diciembre de 2013

Shut the fuck up.


Lo cierto es que en la penumbra de los recuerdos jamás he visto aparecer el cartel de salida de emergencia. Ninguna vía de escape.
Cuando todo está en silencio y voces al azar me taladran los oídos. Voces estrepitosas y llenas de un vacío casi parcial. De ausencia de mí en mi propia cabeza. Sintiendo que soy una mera espectadora de mi propia vida, expuesta a ver desde fuera la interminable cadena de acontecimientos adormecidos.
Llenando el espacio y el tiempo con cualquier actividad que al cabo del tiempo constituirá tan sólo otro vacío. Esperando que pase algo que me haga recordar que mi vida está esperando justo dónde la dejé, con la esperanza de recordar en qué momento decidí dejarla a un lado.




miércoles, 6 de noviembre de 2013

Entonaste dulces gritos.



Únicamente con ella sentí mi cabeza caer y descansar al borde de un abismo interminable. Con el miedo y el valor necesarios para levantarme cada mañana y omitir mi mera imagen en el reflejo del cristal empañado del baño. Viviendo como si no pasara absolutamente nada. Como si nada en mi se hubiera roto y no hubiera daños sin reparar por todas partes.

Creciendo de espaldas a la insultante realidad que aplastaba mi espíritu, recuerdo haberme perdido más de una vez en la tristeza de su mirada al hablarme sin voz ni palabras. Ausente del mundo urbano y del sonido de oficina que todos hacían al caminar con prisa por algo. Con los ojos cerrados y el pecho abierto y roto en pedazos, expuesta hasta las trancas al dolor que quisiera causarme.


Completamente perdida en el invierno eterno de la vida, mirando por encima del hombro a la frialdad de la gente. Miradas descolocadas y manos entrelazadas. Arte por amor a la nada, al vacío existencial y a la angustia vital de desconocer todo y no poder comprender nada.




"Y tú, con tu voz. Esa voz y tu pálida piel." 
Nacho Vegas - Me he perdido

miércoles, 23 de octubre de 2013

Vivimos esperando que la vida nos espere


En el preciso momento en que te encuentras a ti misma en vela buscando bajo sus párpados la interminable luz de sus ojos, puedes decir que estás enamorada de ella.






















"Crucé mil miradas con Dios, y si creo en lo que creo no es por mí, es por nosotros dos"

lunes, 14 de octubre de 2013

Brain damage

La habitación estaba oscura, y mi cuerpo inerte tendido encima de las sábanas. En el pecho un desesperado enfrentamiento: La sensación de no poder avanzar por más que estuviera cansada de luchar contra mi propia sombra y el presentimiento de que mi futuro nunca será algo que realmente haya querido tener.

Me levanté de la cama, encendí un cigarro y fumé asomada a la ventana. Las luces anaranjadas de la calle alumbraban mi rostro destrozado por el único rostro que querría mirar. La lluvia calaba mis huesos con su frío descarado y sus tormentos interminables de alivio inalcanzable que hacían que me quedara sin sangre y paralizada ante el miedo. La habitación me mordía las entrañas con sus “quédate” y “no te vayas”. Con sus “tu lugar está aquí”. Aquí. En este lugar donde nada me pertenece, donde las sombras y tinieblas acechan antes de que pueda meterme en la cama, donde sólo se respira el humo denso y asfixiante de ausencias parciales que debería olvidar.

La noche cerrada y lluviosa de invierno me rompía por dentro. Las fotos de las paredes. Los recuerdos de “he llegado” y los de “no voy a volver”. Los gritos callados en la habitación de al lado y el insoportable silencio de mis ojos rompiendo a llorar.

Mientras dejaba que el humo escapara por la ventana, partes de mi vida se escurrían despacio entre mis dedos. Las gotas espesas y rosadas, que recorrían mi piel hasta llegar a mis manos, congelaban cada uno de los lugares por los que lograban pasar. Y mientras tanto notaba mi alma y mi cuerpo quebrarse en un gemido infinito. Veía ante mis ojos la sucesión imparable de días encadenados, sombríos, de horas de risa y silencio, de amor y vacío. Los resultados de toda una vida de angustia y placer.

Su voz retumbaba en mi cabeza mientras la sangre abandonaba mi cuerpo. Su voz cálida y frágil susurrándome un “te quiero", calmando el descompasado ritmo de mi corazón extasiado, ahogándome entre las lágrimas que notaba caer a través de mi garganta. Y sus brazos abrazándome, como si estuviera a mi lado viéndome caer y quisiera venir a recomponerme y salvarme.

En cuanto mi mente alcanzó el más puro estado de inconsciencia vi su cuerpo tendido sobre el mío desnudo, y sus labios besándome con fuerza. Vi sus interminables pestañas chocando y rompiendo cuidadosamente en las mías. Y la rabia de mi cuerpo y alma se sumían al fin en un infinito remolino de ausencia, lejos de cualquier lugar en que alguien pudiera volver a encontrarme.
























"And there's someone in my head, but it´s not me.
And if the cloud bursts thunder in your ear, you shout and no one seems to hear."
Pink Floyd


martes, 27 de agosto de 2013

Not thinkin', just sinkin' in this box.

Escondida tras las sombras puedo sentir aún el dolor punzante de su ausencia parcial. El frío de los días cálidos del mes de Agosto quema la superficie de mi piel hasta adentrarse en mi cuerpo, dejando llagas en cada uno de los tejidos que conforman mi interior.
Su luz, la que daba color a mi vida, es ahora de un pálido terrible que me apaga por dentro cada vez que la miro reír sin ganas. Y aunque me lo niegue mil veces a mí misma, ya no ríe conmigo. Lo sé.
Ahora, con las luces apagadas y algún punto de mi alma encendido, imagino su rostro besando el mío. Imagino que aún me habla como entonces, y que roza mi piel con las mismas ganas que antaño, imagino que se sienta a mi lado y fija su mirada en la mía durante horas, sin medida de tiempo ni espacio.
Mis dedos recorren ahora la cama vacía, y recuerdo su pelo cubriendo la almohada, y su cuerpo descubierto sobre las sábanas. Las palabras suaves y confortables, y el olor que hacíamos juntas.



"I' blame myself for being too much like somebody else" - 4 Am (Our Lady Peace)