lunes, 21 de noviembre de 2011

Dejaré de pelear.

Llevo más de tres años esperando a que me des una respuesta clara. Tres años mirándote a los ojos con un gesto cansado que ya me sale solo, y por fin la mirada se me empieza a caer.
He hecho cada una de las cosas que estaban en mi mano, te he levantado cada día con algo más de cansancio en mi voz, y he escuchado cada una de las cosas que nunca me podrás decir.
Me he creído mil historias, te he esperado, y me he dado por vencida por primera vez. Me he tapado los ojos para no ver de qué forma te hacías daño, y los he cerrado para no llorar mientras me decías todo lo que no querría haber oído nunca.
Y tras tanto tiempo, hemos llegado a un punto en el que dar marcha atrás solo nos haría más daño. Tras tanto tiempo esperando, has sido tú la que ha cruzado el límite. Y por fin, aunque los muros de esta habitación se me caigan encima cada vez que tu número se deja ver en la pantalla, puedo decir que no estoy bien. Que no tengo ganas de llamarte, y que lo único que me apetece es ver tu cara por aquí y gritarte todo lo que he tenido que callarme. Porque ya sé que te dará igual escucharme o mirar mi reacción en silencio, que es lo único que has sabido hacer todo este tiempo. Que te dará igual escuchar de nuevo esa canción, y que ni siquiera pensarás en mi cada vez lo hagas. Sé que todo lo que un día hice para ti, todo lo que se encontraba recogido en un lugar recóndito de esa pared, estará ya tirado en cualquier sitio. Y sin embargo en mi, cada una de las partes continuarán grabadas a fuego.
No podré decir nunca que me alegro de que no te vaya todo bien, que los problemas te harán madurar, o que mereces todo lo que te ha pasado. No podré sentir nunca indiferencia si te tengo cerca, y tampoco podré mirarte a los ojos sin sentir esa mierda de inseguridad. Pero por lo menos puedo decir que si se ha acabado es por tu culpa, y que como te he querido no lo volverán a hacer. Sé que nadie se tomará tanto tiempo para intentar comprender cada gesto o cada palabra, ni se pasarán la noche abrazándote como a un niño pequeño mientras tiemblas empapada sobre la cama. Nadie volverá a escuchar la parte de la historia que sólo yo me sé, y nadie volverá a decirte tantas cosas sabiendo que cada una de ellas es completamente cierta.


DON'T FORGET ME.

martes, 8 de noviembre de 2011

Since you've gone.

En el centro de la plaza había una especie de mago. Sostenía un pañuelo y una moneda sobre la palma de su mano derecha. No dejaba de gritar que le prestáramos atención, pero yo no quería. Estaba harta de ver cómo todo a mi alrededor desaparecía.
Ahora recuerdo aquellos años. Cuando eres tan pequeña todo parece más grande. Aún así, yo nunca he sabido que cuando alguien se va muy lejos es mejor dejarlo atrás. Nunca había pensado que la recordaría de ésta forma, ni que al pensar en ella me vendrían a la memoria los momentos más remotos de mi infancia. Nunca me había sentido tan vacía, pero tampoco con tantas ganas de avanzar.
Recuerdo que las noches más oscuras nos cerraban los ojos, recuerdo el frío y la niebla, su sonrisa dándome seguridad a cada paso, aunque fuese tan sólo un par de días al año. Recuerdo sus manos, y las arrugas que cubrían parcialmente sus brazos. Cada una de las historias que nos contaba alrededor del sillón en Navidades, y cada abrazo antes de regresar a Santiago otra vez.
La recuerdo caminando feliz por la playa, y metiendo despacio sus pies en el agua, tiritando de frío... Y no puedo evitar preguntarme dónde coño estaba yo cuando ella me necesitaba.
No sé si es algo que nos pasa con el tiempo, no sé si son los amigos (o los que aparentan serlo) los que a medida que crecemos nos roban todo el tiempo del que disponemos, o si es una especie de excusa para no tener que pensar en ello. Pero el caso es que sé, que no lo hice nada bien.
Supongo que ahora me arrepiento, me arrepiento de no haberla conocido del todo, y de no haber mantenido todas esas conversaciones que sé que a ella le hubiera gustado tener. De no haberla escuchado cantar todas esas canciones, y de no haber compartido con ella cada momento de debilidad, ilusión, o cada logro.
Así que de nuevo vienen a mi cabeza los últimos meses. La cama, con esas sábanas blancas, que hacen que se te parta todo argumento de base razonable. Y las paredes, frías y verdes, aunque los últimos días eran de un color naranja gastado, que me rompía por dentro. Justo como sus ojos al tratar de mirar nuestros rostros con una mínima claridad aquel último día.
Y todos bromeábamos. Pero no se me olvidará nunca la silueta que dibujaba sobre la cama de aquel hospital, ni su piel envenenada por el tiempo. Y aunque lleve al cuello su reloj, no hay manera de dar cuerda y recuperar ese tiempo.
Lo siento.


"Yesterday, you were leavin'. Leavin' life and all your pain.
Everything, wants you back again."
We'll burn the sky-Scorpions.